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¿Es conveniente que los niños usen lentes?

Es muy común que los niños no se quejen a sus padres por tener una mala vista, por lo que resulta de gran importancia detectar en ellos esta anomalía.

Primero es necesario hay que mencionar que los niños tienen una visión que alcanza su desarrollo completo alrededor de los 10 años y por lo tanto antes varía según la edad. Si es más pequeño su visión será menor que la de los adultos. Existe además una necesidad de lentes o medición que cambia de acuerdo con los años, de modo que los posibles lentes pueden tener una graduación más alta mientras más pequeño es el niño. Al crecer, la visión y la medición de los posibles lentes varia. Existen tablas que cuantifican tanto la cantidad de visión como también los grados de la medición según la edad del niño.

¿Qué señales pueden observar los padres para detectar que sus hijos no tienen una correcta visión?

Que se acercan en exceso a la televisión, o al plano de trabajo al escribir, leer o al usar dispositivos electrónicos; que entrecierran los ojos cuando miran de lejos, o que giran la cabeza hacia un lado cuando ven la televisión o se fijan en algo. A veces, es el rendimiento escolar el que avisa de algún problema de visión.

Es muy necesario recordar que los menores de 6 años usando solamente 30 minutos diarios de tecnología (celulares o computadores) pueden presentar grados variables de miopía, déficit atencional, alteraciones del carácter, diferentes niveles de falta de interacción social, por lo tanto, lo adecuado sería que no los usaran.

¿A partir de qué edades se pueden tener problemas de visión?

No hay una edad concreta, idealmente desde los 4 años, o más temprano si se detectan dificultades o hay antecedentes familiares de uso de lentes. Los problemas visuales pueden ser congénitos o desarrollarse en cualquier momento de la vida. Por eso es importante hacer revisiones visuales en la infancia.

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¿Es la miopía el problema más frecuente?

Quizás directamente no, pero indirectamente posiblemente sí. Con el uso indiscriminado de tecnología (computadores y especialmente teléfonos celulares), existen grandes posibilidades de desarrollar miopía, a esto se debe agregar la poca o escasa actividad física al permanecer encerrados en el interior de su casa, que reduce la distancia de la mirada lejana. Hay que tener en cuenta que en el proceso que lleva a desarrollar miopía, algunos niños tienen desequilibrios en la visión binocular que les genera un mal rendimiento visual. También debemos considerar que todos los vicios de refracción pueden estar presentes en los diferentes niños (miopía, astigmatismo, hipermetropía o una combinación de estos).

¿Se puede evitar? 

La aparición y posterior evolución de la miopía es multifactorial. Esto quiere decir que son varios los factores que influyen; algunos de ellos están fuera de nuestro control, como son la genética, que tiene un peso muy importante, el crecimiento físico del niño, si podemos influir en los hábitos del uso de la visión, como apuntaba anteriormente. Para factores como el uso excesivo de tecnología y el encierro “prolongado”, se podría influir.

Actualmente, además, disponemos de tratamientos de control de la miopía para intentar que esta suba lo más lentamente posible. Hay lentes de contacto, lentes aéreos y tratamientos farmacológicos.

Es importante saber que la miopía no se reduce con ningún tratamiento, y que cuando se propone a un niño un tratamiento de control de miopía se busca que tanto las dioptrías como el crecimiento axial del ojo sea lo más lento posible.

Estos diferentes tratamientos se pueden combinar. Pero en todos los casos requieren un uso diario de la solución propuesta y un estricto seguimiento por parte del tecnólogo medico en oftalmología o el oftalmólogo que lo haya prescrito.

¿Son, entonces los lentes una opción para los menores?

Ciertamente que si existe una dificultad de la visión sea lejos o de cerca e independiente de la edad del niño, se debe corregir con el uso de lentes aéreos, y ocasionalmente con lentes de contacto, especialmente para aquellos niños que muestran una adecuada responsabilidad en el cuidado que se debe tener con esta forma de corrección visual.

También hay que tener en cuenta que cuando más rápidamente avanza la miopía es en la infancia y la adolescencia.

Son varias las ventajas que, en general, tienen las lentes de contacto frente a los lentes aéreos, entre ellas: psicológicas, mejorando la autoestima en muchos niños y adolescentes, de comodidad en las múltiples actividades diarias que realizan los niños, especialmente las deportivas. Pero si hablamos de lentes de contacto versus lentes aéreos para miopía, que cómo ya he dicho han de llevarse un número mínimo de horas al día, todos los días, las lentes de contacto nos permiten estar seguros de que el niño está cumpliendo el tratamiento. Esto porque es difícil para los padres el control del tiempo y el uso correcto de los lentes aéreos.

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